jueves, 10 de enero de 2013

Despedida

A donde tengo que ir ahora no puede acompañarme nadie, debo ir yo sola. No se cuanto tarde el viaje ni que vaya a pasar después. ¿Estoy asustada? Sí, aterrada. El pensar en el enorme tramo que hay delante de mí, donde el final no se divisa ni de chiste me angustia... Solo se que no puedo posponerlo más aunque ahora el dolor me carcoma por dentro, caerme ahora ya no es opción. Me duele, me duelen muchas cosas, cosas que he perdido, cosas que me empujaron a emprender el viaje. Debo soltar amarras porque aferrarse es la fuente del dolor y quedarse en puerto seguro es detener la vida, es quivalente a "encerrarse en el estrecho círculo de un seno materno" como dice Ignacio Larrañaga.

Debo decir que yo no quería soltar amarras, fuí empujada, como desterrada de un placentero paraíso donde nunca se ponía el Sol. ¿Fué bueno? ¿Fué malo? ¿Como saberlo cuando ambos son conceptos totalmente subjetivos? No existen cosas buenas ni malas todo siempre es dual y relativo. Solo el tiempo dirá lo que fué.

Gracias J Alonso Hernandez, gracias Victor Vazquez, es momento de volar sola, no puedo seguir usándolos ni de muleta ni de paño de lágrimas toda la vida.
Tengo miedo, mucho miedo, estoy encabronada con Dios y sin embargo debo confiar en él, quiero confiar en él.

No tengo más certeza que la de que debo hacer esto porque si no me quedaré enana toda la vida y si hay algo, solo algo que le concederé a la persona que me empujó a esto es que volaré... o moriré en el intento, porque eso es lo único que esa persona espera de mí. Por Dios que lo amo con todo mi ser, pero así tuvo que ser y tengo que aprender a amarme más a mí primero.

Al escribir estas lineas, me duele el alma, me duele mucho. Es como si una espada me atravesara el corazón. Pero lo prefiero a condenarme a una vida de mediocridad. Sepan que los amo y ya verán si lo logré o fracasé. Por lo mientras debo ser fuerte porque a donde voy no puede acompañarme nadie. Los amo.