Y
en esas noches como a esta hora me metía al taller de Pegasus, me daba
masaje en medio de todas sus creaciones y cogíamos tan deliciosamente
que acaba exhausta... Una vez me echó un polvo desde su oficina... se
corrió taaaaaannnnn rico! Lástima que recuperamos el sentido de la
decencia cuando Fernando dijo: Esos polvos debería echarlos con su
esposa...