sábado, 27 de octubre de 2012

Proyecciones I

Este sábado desperté dispuesta a ponerme a trabajar penosamente en una entrega que ya lleva varios días de retraso cuando algo pasó. Creí que mis papás no irían a la boda del hijo de la prima de mi abuela, pero como soy muy pinche distraída no me dí cuenta que a donde no irían es a la fiesta de cumpleaños de la suegra de mi tío. XXXX

Y bueno, de la nada decidí que iría a la boda ¿Por que no? Llevabamos años rogando porque alguien hiciera una boda... y nos invitara, claro!!!!

Jamás me había sentido tan pinche triste en una boda. ¿La razón? Amo octubre, es mi mes favorito... pero si él, nada tiene sentido... Peleamos hace 2 días, el muy estúpido me salió con sus estupideces estúpidas y estupidamente... todo se fué a la mierda.

Ahhh... paréntesis, estoy escribiendo del asco ya lo sé! Ya no escribo igual, ni modo.

Odié al novio, lo siento, no me miren así. Me proyecté de una manera muy cabrona. No se a que me suena un chico que anduvo toda su vida con una chica, todo mundo conoció a su novia, para despues tener otras 2 o 3 novias y casarse al fin, después de haber vivido tantas cosas con la primera. Evidentemente estoy traumatizada totalmente ¿Por que? Mejor ni pregunten.

8 años es una razón sufiente para llorar y quejarme amargamente..... y luego que me salgan con estupideces, y luego la proyección... Puta!!! Estoy como retorciéndome en aceite hirviendo. Peguenme en el pinky!!!! T____T (jajajaj, así decía mi papá. ah! u.u).

Hablando de la novia, ella no me caia mal, todo lo contrario! Se veia tan hermosa con esos brillante u____u No se, simplemente se veía una persona hermosa por todos lados.

Después, el salón de fiestas me pareció un lugar sumamente estético, muy bonito. El conjunto musical era muy bueno y yo no le quitaba los ojos de encima al bajista, algo me recordaba, algo triste tal vez...

Afuera el cielo se ponía amarillo y contrastaba cada vez más con el azul de las luces del salón, a medida que el contraste iba creciendo me sentía en un ambiente muy raro.

Pasaba el tiempo, yo veia y veia al bajista, veia y veia la ventana, los enormes ventanales del salón y no dejaba de pensar en él. No sabía si lo extrañaba o si lo odiaba, simplemente lo pensaba.